Buscando nuevas e interesantes picadas para probar dimos con Apiádate de Mí, un bar cervecero escondido entre los metros Pedro de Valdivia y Manuel Montt, justo detrás de la iglesia amarilla, en la calle Dr. Luis Middleton.
Antes de visitarlo ya nos habíamos enterado de que su fuerte es la gran variedad de cervezas artesanales; y también de que el local es bastante popular, por lo que no nos sorprendió que estuviese lleno.
Una clásica barra que reúne a amantes de la cerveza
Esa es una de las cosas a destacar de Apiádate de Mí, ya que a diferencia de otras que he visto, esta realmente se llena. Desconocidos comen o beben junto a otros, en lo que parece una típica escena de película. Si todas las mesas están ocupadas, acomodarse en la barra es la mejor opción para esperar por una. Y eso hicimos.
Una vez instalados, uno de los bartenders nos explicó la modalidad del bar: puedes pedir cualquiera de las cervezas disponibles en tres tamaños, un vaso de 280cc apróx; un «schop» de cerca de 500 cc y un tamaño intermedio. Los valores parten en los $2.000.
Cervezas para todos los gustos
Eso es lo que prometía Apiádate de Mí. Y lo cumplió. No solo contaban con cervezas de distintos colores y grados, también con unas más innovadoras. Nos gustó mucho una elaborada con romero, lo que le daba un toque bastante peculiar. Muy recomendada.
Lo mejor es que ante ante tanta opción, el bartender no solo recomendó algunas según lo que buscábamos, también nos ofreció probarlas antes de pedir para «irnos a la segura». Definitivamente ese tipo de atención hace la diferencia entre un bar y otro.

Con la comida nos llevamos un sabor agridulce y te contamos por qué
Mientras esperábamos en la barra pedimos unas brochetas de verduras muy coloridas por $2.900. Traían champiñones, tomate cherry, pimientos y otras verduras. La cocción estaba bastante buena, logrando que los vegetales crujieran lo suficiente sin estar crudos. Eso sí, no traían nada de sal.

Una vez en la mesa pedimos una hamburguesa para compartir: La Quejumbrosa. A la primera mordida notamos que era una hamburguesa artesanal muy sabrosa y con la cocción tal como la pedimos. Sin embargo, unos bocados después notamos que la salsa de ají mencionada entre los ingredientes era muy picante. Demasiado para mi gusto, a tal punto que no logré disfrutarla del todo.
Al terminarla nos preguntaron qué nos pareció y, tras mencionar que estaba muy picante, nos dijeron que precisamente por eso se llama «La Quejumbrosa». Agregaron que para una próxima vez podíamos pedir la salsa aparte. Me hubiese encantado esa aclaración desde un principio.
Una lástima, porque realmente la hamburguesa estaba buena. De hecho nos recordó a las sabrosas preparaciones de La Tegualda. Vale mencionar que hay otras hamburguesas en la carta y el valor de estas parten en $5.000.

¿En general? Volveremos!
Las cervezas nos gustaron bastante, así que queremos probar otras. Y, por supuesto, darle una segunda oportunidad a esa hamburguesa con menos picante y volver a disfrutar las crujientes papas fritas que la acompañan.
Como dato, también tienen otros tragos. De hecho terminamos la noche con estos.
